En la cúspide de la colonización, los puestos avanzados y otras instalaciones similares desperdigadas por la geografía pangeana podían contar por decenas, tal vez cientos si damos crédito a los rumores que por entonces circulaban sobre cómo las corporaciones ocultaban muchos de sus recursos. Rumores por otra parte muy comprensibles en aquella época de guerras corporativas y espionaje industrial.
Sea como fuere, a medida que las colonias permanentes se establecían estos puestos avanzados fueron construyéndose en torno a ellas y cada vez más alejados de las mismas. Pangea era un enorme pastel, algo inédito en la historia de la humanidad, y no había nadie que no estuviese interesado en analizarlo y aprovechar hasta su último ápice. Las instalaciones de investigación eran de todo tipo: zoología, botánica, climatología, geología, mineralogía, biología y cualquier otra ciencia que prometiese extraer un beneficio a corto o medio plazo de Pangea. A las mismas hay que sumarles minas de extracción de mineral, instalaciones de comunicaciones, almacenes, garajes, plantas de procesamiento y, como no, campamentos militares encargados de la protección de algunas de estas estructuras.
En estos 50 años tras la rotura del puente temporal, la gran mayoría de estos puestos han sido abandonados, olvidados y tragados por la jungla. La gran mayoría, que no todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario